El pasado domingo 7 de febrero, primero del mes y Domingo de Sexagésima en el calendario litúrgico tradicional, ha tenido lugar en el magnífico templo barroco de San Pedro de Alcántara, la segunda de las misas gregorianas promovidas por la asociación «Una Voce Córdoba», misa que ha sido nuevamente oficiada por el Canónigo D. Manuel Pérez Moya.
Con gratísima sorpresa la asociación «Una Voce Córdoba» ha sido testigo de un inesperado incremento del número de fieles que han querido acompañarnos en la celebración del Santo Sacrificio, hasta el punto de que se ha duplicado con creces el número de asistentes en relación con nuestra primera Misa. Todo ello, sin embargo, ha acarreado la triste contrapartida de no haber podido disponer de suficientes hostias consagradas para todas las personas que deseaban comulgar, de modo que muchas de ellas no pudieron recibir la Sagrada Comunión. La asociación «Una Voce Córdoba» desea expresar su consternación por esta falta de previsión, atribuible a su aún escasa experiencia, y pide expresamente disculpas a todos aquellos fieles que quedaron privados del Alimento Eucarístico.
Tomamos, pues, buena cuenta de ello y nos comprometemos a redoblar nuestros esfuerzos con objeto de que la próxima Misa resulte un nuevo éxito de asistencia y sea pródiga en Gracia y bendiciones para todos los asistentes.
Con gratísima sorpresa la asociación «Una Voce Córdoba» ha sido testigo de un inesperado incremento del número de fieles que han querido acompañarnos en la celebración del Santo Sacrificio, hasta el punto de que se ha duplicado con creces el número de asistentes en relación con nuestra primera Misa. Todo ello, sin embargo, ha acarreado la triste contrapartida de no haber podido disponer de suficientes hostias consagradas para todas las personas que deseaban comulgar, de modo que muchas de ellas no pudieron recibir la Sagrada Comunión. La asociación «Una Voce Córdoba» desea expresar su consternación por esta falta de previsión, atribuible a su aún escasa experiencia, y pide expresamente disculpas a todos aquellos fieles que quedaron privados del Alimento Eucarístico.
Tomamos, pues, buena cuenta de ello y nos comprometemos a redoblar nuestros esfuerzos con objeto de que la próxima Misa resulte un nuevo éxito de asistencia y sea pródiga en Gracia y bendiciones para todos los asistentes.
LAUDETUR IESUS CHRISTUS
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