sábado, 3 de agosto de 2019

Tabor 2019. Convivencia de jóvenes en Portugal

En los últimos días del mes de julio, varios miembros del grupo joven de Una Voce Córdoba, han participado en una convivencia de formación tradicional que ha tenido lugar en Portugal, junto a un nutrido grupo de jóvenes portugueses. Con mucho gusto publicamos la crónica escrita por uno de los participantes.

Tabor 2019, por un español.

No pasamos estos días en otro país, sino en otro mundo. Uno atemporal en que la belleza brilla fervientemente por su presencia. No hablo de haber vuelto circunstancialmente al pasado, ni siquiera al futuro; es un presente fresco y sano bajo el sol más limpio que jamás ha visto julio.
Aquí no hay maldad y casi parece que tampoco se la ha conocido. La Fe general desborda el alma que llegó aquí creyéndose algo y ahora tiembla de vergüenza ante el ejemplo de todo lo que aún debe alcanzar. Ellas, con dieciséis años incluso, sonríen, rezan y hablan desde una inocencia incorruptible que las hace libres; inocencia ante todo lo que es mejor no saber pero rebosantes de conocimiento absoluto hacia lo que esta humanidad parece haber olvidado. Llevan en la mirada a la Santísima Virgen María y, por eso, el miedo les teme. Ellos, incluyendo a los más jóvenes, son ya hombres de cabeza y corazón; con manos prestas al trabajo e ilusión por un combate diario que sabe hacerse realidad en la paz de la oración.
¡Y hay silencio! Música, risas, conversación o silencio… pero nunca ruido. Armonía en el cumplimiento de los deberes, amor inconfundible en cada gesto, entrega a un ideal infinito y renuncia; pero, sobre todo, hay felicidad, de esa que nuestra generación busca continuamente en libros de autoayuda, psicólogos sacacuartos y pedagogía de «youtuber». De esa, repito, que tantos buscan pero nadie encuentra porque no está ahí. La búsqueda de la felicidad no lleva a nada, es la búsqueda de Dios la que, «per se», garantiza tan preciado tesoro.
Después de vivir esto, el Señor nos ha ordenado, a modo de paternal y dulce toque, que espabilemos ante la somnolencia del letargo veraniego; que no sólo es falso afirmar el repetitivo «ya todo está perdido» sino que, además, sería hacerle el juego al mal. Jesucristo nos ha dejado clara la promesa que hizo al padre Bernardo de Hoyos, S. J., el 14 de mayo de 1733, mostrándole su Corazón y diciéndole: «Reinaré en España con más veneración que en otras muchas partes» y a la santa madre Maravillas de Jesús con «España se salvará por la oración». ¡Todo está ganado! Cuando quepa alguna duda, debemos recordar a Nuestra Madre, llevando al Triunfador sobre el mal en su inmaculado seno, pisando con contundencia y templanza la cabeza de la serpiente a pesar de que esta, con afilados colmillos, repulsivas fauces abiertas y lengua extendida, la amenaza insistentemente.
Nuestra misión no trata ya de «mantenerse en pie sobre un mundo en ruinas», como diría Giulio Cesare Andrea Evola, sino de construir uno nuevo con la fuerza de la Oración y la coherencia rebeldemente joven de actuar en consecuencia. Un mundo de patrias libres, vida, justicia, familia, amor y Verdad. ¡Manos a la obra! «¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Romanos 8:31).
Juan Manuel Fernández Ibáñez








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